La Falla Platja de la Patacona-Camí de Vera, vio la luz un 8 de mayo de 2008, surgió como otras tantas fallas, de la ilusión y del fervor de un grupo de amigos por las fiestas falleras, en un barrio nuevo en cuanto a gente, pero en un lugar como es Alboraia muy arraigado en cuanto a tradición valenciana.

Como anécdota destacar que éramos un grupo pequeño de amigos que fuimos integrando conocidos y que resultó que esos mismos conocidos también se conocen entre ellos, demostrando una vez más que las fallas a lo largo de su historia siempre tienen el mismo comienzo, surgen de un grupo de amigos. Los falleros de esta comisión nos sentimos privilegiados por estar rodeados de la mar, una mar que nos transmite esa paz, tranquilidad, calma y que siempre es fuente de inspiración para nuestras poesías.

Privilegiados también, para que cuando giramos la vista hacia poniente veamos toda nuestra huerta, verde, llena de cultivos, patatas, cebollas, naranjos y como no sin olvidarnos de nuestros campos de chufas.

Y como no, privilegiados porque mar y huerta son bañados por nuestro sol, un sol solidario con los valencianos ya que nos regala siempre luz, alegría y felicidad, cualidades que se reflejan en nuestra forma de ser, una forma de ser que destaca por el sentimiento de hermandaz, por la ilusión y la motivación que en todo momento nos prodigamos entre nosotros, incluso en momentos de adversidad o cuando las fuerzas flaquean, porque nuestra Comisión entiende las fallas desde el afecto y porque tenemos la convicción de que somos todos de casa y como de la familia.

Es por eso que debemos dar gracias para que nuestra falla se encuentra dentro de un paisaje digno de cualquier cuadro de nuestro mejor y más representativo pintor, Joaquim Sorolla, y dar las gracias también para que los falleros que conforman la Comisión tienen todos un objetivo común, trabajar año tras año por obtener unas fallas inolvidables.